Admirando las cascadas

Me levanté avengorzado por mi acción y dije:

Bueno, sigamos...

Dije mientras se me rallaban los ojos.

Le volví a mirar a los ojos,
le puse la mano en su cabello,
y poco a poco nos fuimos acercando hasta besarnos en la boca,
el beso quedó seyado por el sonido del agua de la cascada y por el sonido de las gaviotas,
hasta aquí nada se diferencia de cualquier historia de amor,
pensé yo,
a veces es ella la que se dispone a besarle lentamente,
a veces es él el que se dispone a besarla desesperado,
pero yo sabía, intuía que esto no era como las demás historias de amor, sabía que había algo más...

Sonreí, me había enamorado, la miré alegre y le dije:

Estoy enamorado de ti.

Después me levanté, le ayudé a levantarle a ella y apto seguido dije sonriente:

¿Seguimos?

Seguimos, estubimos media hora escalando, pero valía la pena, al llegar vimos una preciosa cima, rodeada de nubes blancas, y a la vez un cálido sol deslumbrante, se oía el agua de la cascada fluir, era fantástico, si alzabas la vista al cielo podías ver un brillante arcoiris, parecía de película... nos miramos y sonreimos... No tenía palabras para ese cuadro.

Ya te digo...

Dije yo orgulloso... y asentiendo con la cabeza...

Bueno ¿Quién se tira primero?

Dije emocionado y con confiansa...

Quieres estrenarla Emmet?

Esque yo ya me he tirado muchas veces...

Dije yo intentando animarle...

Wooooooooo!

Grite yo mientras cogía carrerilla para tirarme de bomba al lago.

Fue algo imprecionante,
al tirarme sentí añoranza al recordar mis viejos tiempos,
venía con mi padre y mi hermano...
Nos tirabamos una y otra vez...
casi sin descanso...

Pero esta vez era diferente,
parecía estar flotando en el aire por un momento abrí los brazos,
sentía como mis manos se deslizaban por la nubes avaporadas,
di una boltereta y finalmente caí,
senti como mis dedos de los pies tocaban el fondo del lago,
me quedé un rato sumergido en ese enorme cuadro, hasta que nadé a la superficie,
y allí me esperaba Naya sonriente,
nos besamos,
después le dije a Emmet que ya se podía tirar:
EMMET!!! PISTA LIBRE!!

Supuse que no entendería nada de lo que dije pero por lo menos descargué toda la adrenalina.

Miré a lo alto de la cascada orgulloso de mi azaña, pero de repente vi como caía un objeto desde lo alto de la cascada, se quedó flotando en el lago,
vi que seguía flotando, entonces dije:
¿Vamos a ver lo que es?

Entonces sin pensarlo me zambullí en el agua y llegué nadando hasta el objeto, que resultó ser una botella con un pergamino en su interior, que raro, ¿quién la habría tirado eso? ¿Por qué a nosotros?...

Chicos venid, mirad, corran!!!

Dije yo apresurado mientras me incorporaba en la orilla del lago y habría la botella, en su interior había, un pergamino y en el se hallaban los números 4, 8, 15, 16, 23, 42:

Alomejor deberíamos llebar la botella al campamento..

Estos números me suenan.

Emmet, tienes razón, podrían ser los mios... digo los otros.

Dije yo aun sin aconstumbrarme a llamarles "los otros" apto seguido protegí el cuerpo de Naya por si fueran los otros y nos fuimos corriendo debajo de un árbol, por si acaso nos hubieran tendido una emboscada, volví a mirar la botella y había una inscripción DHARMA iniciatibe en ella:



(Esto era muy raro, pero sería más raro aun que fueran los otros ya que ellos no conocían ese logo)

Me apollé la espalda en el arbol y agitado y cansado volví a mirar hacia arriba, después miré la cara de Naya y pensé en que podía ser un helicoptero el que tiró la botella, o cualquier otra cosa, pero es que no me podría creer que fuera alguien del campamento el que tiró esa botella.

Entonces pasé la mano por el hombro de Naya lentamente y empezé a pensar quien podría haber tirado esa botella, pero no me venía nadie a la cabeza.

¿Quién habrá sido?
Susurré agitadamente.

Miré a Naya desconcertado, ella me miró a mi también entonces volví a mirar hacia arriva, y no vi nada caer, entonces dije frustrado y misterioso mientras me apoyaba en el zuelo para lebantarme:

Hemos de ir al campamento antes de que oscurezca, esto no me gusta nada.

Apto seguido ayudé a subir a Naya, y miré hacia atrás algo indiferente y le pregunté a Emmet:

¿Te vienes?

Y empezé a caminar pasando el hombro junto a Naya y susurrandole:

Esto tiene muy mala pinta, ten mucho cuidado, mejor no te despegues mucho de mi.

Después le di un pico para que no se asustara y nos perdimos en la selva rumbo a el campamento.