Huida [Vanessa]

El antiguo miembro de los Otros caminaba lentamente por la jungla, llevaba unicamente en su cinto, una pistola y un cuchillo que había logrado robar en el campamento, con ello podría defenderse por si ciertos indeseables se acercaban, y eso sin duda alguna, no era una gran idea. A medida que avanzaba, comenzó a escuchar algo así como un susurro. Enarcó una ceja y se giró, tomando rápidamente su pistola.

-¿Hola? - pregunté en voz alta. -¿Hola? - volví a repetir poco después, mientras avanzaba. Ante mi, estaba la obertura de una gran cueva, suspiré y enarqué una ceja mientras buscaba el cargador para su pistola.

Había llegado a la cueva corriendo, mientras oía a mi padre que me llamaba, había seguido sus susurros hasta allí, llamándome, como cada vez que me visitaba a escondidas. Los seguí desesperada, desesperada por verlo, ya que hacía muchos días que no sabía nada de él. Sin darme cuenta había entrado, estaba como en trance, yendo cada vez más adentro, y sin darme cuenta ni de adónde iba, ni de que estaba adentrándome cada vez más en la oscuridad, ni de que el camino iba en pendiente hacia abajo. Fue entonces cuando escuché un ruido, proveniente de afuera de la cueva, que gracias al eco se vio aumentado. Gracias a ese ruido salí del trance, y me di cuenta de lo que estaba ocurriendo, en realidad era el humo el que me había llamado, me había engañado. Giré sobre mis talones y comencé a correr en dirección contraria, hacia la salida. De pronto me detuve, donde ya se notaba la claridad de afuera, y recordé el sonido... Alguien o algo estaba fuera de la cueva. Saqué mi arma y comencé a caminar hacia la salida lentamente, tratando de no hacer ningún ruido. Entonces escuché una voz familiar fuera de la cueva, pero ya había sido engañada, no podía arriesgarme. Salí rápidamente de la cueva, apuntando con mi arma hacia todos lados, hasta que vi a John. Le apunté y, cuando quise hablar, me di cuenta de que estaba llorando, por rabia, frustración, miedo, todas las sensaciones que tenía en ese momento por haber sido engañada y por no haber visto a mi padre.
- Por favor, por favor, di algo para que sepa que no eres una ilusión- le dije, llorando. Entonces comencé a oir los susurros de nuevo.

Avancé algo más, mirando con inseguridad mi alrededor, oia los susurros cada vez más y más cerca, y eso me inquietaba bastante, y sin duda alguna, ponía mis cinco sentidos en alerta máxima. Tanto, que me giré bruscamente, apuntando la entrada de la caverna, y fue entonces cuando ella salió y casi disparó por el susto, pero se controló.

Escuchó lo que dijo, enarcó una ceja y farfullé en voz baja, ella preguntó algo, más bien, suplicó y él la miró.

-¿Y qué quieres que te diga, eh? - pregunté en voz alta. -¿Imbécil?- añadí poco después con cierta preocupación. -Oye, ¿que te ocurre estás...? - fue entonces cuando escuchó más de aquellos susurros.

-Oh, mierda, no me jodas que... - dijo haciendo referencia a ello.

Ambos quedamos una fracción de segundo congelados, escuchándolos, y al oírlos cada vez más fuerte, lo miré y le grité
- ¡Corre!
Y ambos comenzamos a correr lo más rápido que podíamos, escuchando los susurros alrededor nuestro, sin cesar, como si no nos estuviéramos alejando realmente del peligro, sino acercándonos. Como cada vez los oíamos más fuerte nos detuvimos, y me sequé las lágrimas antes de mirar, aterrorizada, a John, sin saber qué decir.

Aquella fracción de segundo, se me hizo muy pesada, pasó lenta, dolorosa y, en cuanto visualicé el humo negro y escuché el grito, eché a correr, tras ella, corriendo cuanto podía.

Mis piernas no paraban de correr, mi corazón latía a cien por hora, pero cada vez aquella sensación, que nos alejaba o nos acercaba a algo peor, la notaba cada vez más.

-¡Ve hacia los matorrales! ¡Escondete joder! - gritó mientras tomaba su pistola y disparaba un par de veces al humo negro. Finalmente, se apartó, retrocedió algo y desapareció un momento. Observó un matorral, de densa vegetación y cogió con fuerza a Vanessa y la tiró, y detrás de ella, él, y tapó su boca y la inictó a callarse.

-No, llores, no hables... - dijo unicamente antes de callarse. Notando como los susurros volvían.

John me había tapado la boca y me sostenía muy fuerte en los matorrales, y yo no podía moverme, él tenía mucha fuerza. De todos modos estaba paralizada, no sabía qué hacer, no podía llorar, no podía hablar, no podía moverme. Apenas pude mirar a John, como interrogándolo, quería saber qué ibamos a hacer. Si el humo quería castigarnos realmente, no teníamos escapatoria.

El humo avanzó, yo permanecía en silencio, tapándole la boca a Vanessa, mientras el humo avanzaba, se paró, quedándose quieto. Mi corazón latía, muy fuerte y violentamente, hasta que finalmente retrocedió y volvió por donde vino. Suspiró profundamente, mientras destapaba la boca de Vanessa y suspiraba.

-Siento ser tan brusco, pero mejor tenerte protegida y cuidada... - suspiré, tomando aliento profundamente.

Salimos de detrás de los matorrales y sentí como poco a poco comenzaba a tranquilizarme. Miré a John y le dije
-Gracias, muchas gracias John.- -Me salvaste la vida, Agregué en voz tan baja que resultaba casi imperceptible hasta para mí. Al recordar el trance en el que estaba en la cueva, sentí como mis ojos se nublaban por las lágrimas de nuevo.

-Segunda o tercera vez, ¿no? Una de hace años y ahora esta, ¿eh? - enarqué una ceja mientras observaba como las lagrimas volvían a brotar. -Eh, manten la calma y la serenidad, que como vuelva estamos jodidos, ¿vale? Asi que tranquila Vanessa - dije seriamente mientras me rascaba la nuca sin saber que hacer

Me sequé las lágrimas, y respiré profundo tres veces
-Bien, vayámonos rápido de aquí. -Miré alrededor, para ubicarme en la selva, ya que cuando corrimos lo hicimos sin un rumbo y no sabía donde estábamos. Me rugió el estómago y entonces recordé lo que había sucedido antes de los susurros. Le pregunté:
-No tenías hambre? Y agregué irónicamente: -Ya que tu menú favorito no está en ninguna estación Dharma, puedo saber cómo es que consigues comida? O acaso llevas una dieta a base de pescado?

En cuanto ella preguntó sobre si tenia hambre, negó con la cabeza unicamente mientras me rascaba la nuca pensativo sobre lo ocurrido anteriormente, ¿por qué el humo nos había atacado? Suspiré y me centré nuevamente.

-Pues, no, no tengo hambre, y la comida, vario entre pescado, frutas y algun que otro jabalí - comentó él tranquilamente. -No es lo mismo que cuando estabas con Richard

Comenzamos a alejarnos del lugar donde habíamos visto al humo y le respondí
-Lo sé, hace mucho que mi padre no me trae algo de comida como lo hacía regularmente, pero tampoco creas que solamente me alimentaba de lo que él me daba. Cuando vivía con Rousseau también nos alimentábamos de la isla, pero desde que no veo a mi padre he decidido entrar por mí misma a buscar mi ración en algunas estaciones Dharma. Entonces recordé lo que él había dicho en la playa
-Cuando huiste de ellos... Cómo fue? Y por qué lo hiciste? Mi padre me contó que te habías ido pero jamás me contó los detalles. Si no quieres no es necesario que me lo respondas

-Que clase de padre si no trae comida a su propia hija, ¿no? - pregunté en voz alta mientras me rascaba la nuca en un suspiro. Echó a caminar sin rumbo fijo, dirección nuevamente hacia las cuevas, pues debia comprobar una cosa alli, y además, comprobar si el humo negro se había ido.

-¿Por qué lo hice? Simplemente la idea de los secuestros y, las mentiras, y todo eso, han echo que los deje tirados, y eso que me gustaba vivir con vosotros - comentó él.

-Si no vino a verme es porque está ocupado, esos sobrevivientes le deben estar causando problemas. - Le respondí con odio, ya que no quería ni imaginar que algo le hubiera malo le hubiera pasado a mi padre... O que hubiera encontrado algo más importante que alimentar a su hija.
El comenzó a caminar, y yo lo seguí dos pasos, pero luego titubée. No sabía si seguirlo, porque iba hacia las cuevas.
-Adónde vas?-Le pregunté con desconfianza.

-Voy a comprobar que se ha ido, es eso, o echamos a correr... - suspiré mientras me rascaba la nuca pensativo.

-¿Alguna idea? - comenté. -Porque sinceramente no me gusta andar con un bicho por ahi...

Dudé un segundo antes de responderle
-Está bien, vamos a ver. Yo tampoco quiero estar sola en el medio de la isla sabiendo que él está ahí. Además... es más difícil que nos mate a los dos a la vez, ¿verdad?- Le dije sonriendo, la verdad era que me moría de ansiedad por ver al monstruo de humo, por más que me asustara me gustaba la adrenalina y mi naturaleza curiosa me hacía interesarme mucho por un monstruo así.

-Vaya, ¿no sabes apañartelas sola, o qué? - pregunté divertido mientras avanzaba tranquilamnete hacia por donde habíamos huido, mirando hacia todos lados comprobando que, el humo en cuestión, no volviera a hacer acto de presencia, pues si eso ocurría, ambos estaria en grave peligro. -Sinceramente, ponerme en peligro o simialres... no me agrada

-A mi tampoco.- Le contesté mientras me agachaba para esquivar una rama al avanzar por la jungla -Lo que más me asusta es la razón por la que está aquí, por la que nos atacó... ¿Creés que él lo haya enviado? Tú sabes... ¿Ben?- La idea de que Ben quisiera vengarse de nosotros de alguna manera me daba escalofríos. Y peor era si imaginaba que era Ben el culpable de la ausencia de mi padre.

-Mira, si es Ben, te juro que le pegaré un tiro entre ceja y ceja, llevo soportandole desde que llegué aqui, al principio, creia en él, después, ya no - dije seriamente mientras finalmente, llegabamos otra vez a la zona de cuevas. Apunté con mi pistola mientras avanzaba, por si acaso el humo seguia por alli, pero al ver que no, suspiré.

-Bien, parece que todo está en orden

Me tranquilicé al ver que no había ningún peligro allí, aunque no podía estar completamente segura de que estábamos a salvo. Entonces me di cuenta de algo.
-¿Qué hacías en las cuevas antes de que el humo nos siguiera? - Al verlo allí antes había supuesto que los susurros lo habían atraído también, pero recordé que estábamos juntos en la playa cuando los empecé a oír y que él no había dado señal alguna de haberlos escuchado también.

-Bajar a comprobar unas cosas, ¿no es obvio? - dije seriamente. -Me adelanté corriendo, no es mi problema que "Papi" no me haya enseñado a manejarme por estos sitios - suspiré mientras observaba las cuevas y me adelantaba algo.

-Bien, ¿entras tu primero o entro yo? - preguntó él.

Lo miré desafiante
-Yo entro primera. No tengo miedo, sabes?- le dije mientras comenzaba a adentrarme. -Este ha sido mi hogar durante estos últimos días, desde que llegaron los del avión, Danielle me recomendó que me alejara.-

-¿Tú, no tener miedo? - enarcó una ceja. -Creo recordar que asi no reaccionaste hace tres años, ¿aun recuerdas? Lloriqueando porque un jabalí te había asustado - contesté, igual de desafiante e irónico mientras iba tras ella, con cierta sonrisa cínica en sus labios.

Me di vuelta y le respondí bruscamente
-Tenía 16 años, y hacía pocos meses que había dejado la protección de mi padre y de los otros para vivir en el medio de la jungla con una loca que además era la madre de mi mejor amiga, y me advertía a cada rato lo que me podía hacer Ben y lo que quería hacerles a todos los otros, incluso a mi padre.- Seguí adentrándome
-Además, todavía no tenía un arma, no soy como tú, que parece que naciste con una.-

Escuchó atentamente su discurso, no sin antes evitar sonreir, sin duda alguna en el tiempo que había pasado, la chica había madurado bastante.

-¿Naci con un arma? Mira, no te llegue a contar mi vida, asi que no eres quien para afirmar ese hecho - dije seriamente, aunque terminó por suspirar cansino