En la habitación de Emmett [Emmett]

Emmett estaba recostado en su cama. Yo le había dicho que lo iba a cuidar, como una enfermera, pero antes tenía otra cosa que decirle. Me acerqué a su cama, y me senté en ella, mirándole de costado con expresión seria.

Abrí la boca y quedé pensativa por un segundo, hasta que le dije manteniendo el rostro serio y con cierto aire desafiante
-Tú no tienes novia.- No era una pregunta, era más bien una afirmación. O una acusación.

Negué con la cabeza, con una media sonrisa.
Acerqué mi cara a la suya hasta quedar a sólo unos centímetros el uno del otro.
-Tú no tienes novia.- Le repetí, esta vez en un tono más tranquilo y más seductor. Sin alejarme de él, continué -Tengo buena memoria, Emmett, recuerdo que anoche estabas bien despierto. También recuerdo que estabas despierto hace unas horas, en el bosque, cuando me diste ese beso suave...-Le dije acercándome aún más a él -Así...- Y lo besé tiernamente.

Me preguntó si era uno de ellos, uno de los otros, y lo miré un poco dolida. Me estaba juzgando por lo que yo era y odiaba ser. Con los ojos llenos de lágrimas le respondí
-Uno de ellos me encontró cuando era una bebé en el medio de la isla. Me crié con ellos, aunque sólo tenía contacto con los pocos chicos de mi edad y con mi padre. Cuando me enteré de lo que hacían los dejé, me fui a vivir sola... ¡Hace cuatro años que vivo sola en esta isla y me preguntas si soy uno de ellos! - Hacía un esfuerzo por no largarme a llorar.

-Me estás juzgando por algo que detesto ser - Le respondí mientras me enjugaba las lágrimas. Me alejé de él, y me senté en la cama, volviendo a mi posición del principio, pero mirando a la pared.
-Quiero saber exactamente qué paso cuando te hicieron eso-Le dije señalando su pierna -Porque mañana a primera hora iré a pedirle explicaciones a mi padre.- No lo miré, seguí concentrada en la pared y en detener las lágrimas que seguían cayendo por mis mejillas.
Dejé caer la cara entre mis manos, mientras esperaba que el llanto se detuviese.

Saqué las manos de entre mi cara cuando empezó a relatar lo sucedido. Quedé impacatada por su historia. Los habían matado sin razón alguna. Dejé de llorar y sin secarme las lágrimas volví a mirarlo y le dije
-No, no me acompañarás. Tienes que descansar, y además es muy peligroso. Ni siquiera yo estoy a salvo cuando voy allá... No les gusto a todos ellos...-

Lo que hizo y lo que dijo me sorprendió muchísimo. Me sorprendí tanto que no le respondí el beso, me quedé observándolo unos segundos y finalmente pasé mis brazos alrededor de su cuello y lo besé.
Al terminar quise decirle algo, abrí la boca para hacerlo pero no tenía palabras. Cuando me di cuenta de eso cerré la boca, lo tomé de la cara y lo acaricié mientras lo miraba tiernamente a los ojos.

¿Qué había hecho? La había besado. Estoy loco, he besado a uno de los que mataron a mis amigos. Y era la hija de uno de ellos.
Lo hice por algo que no se como describirlo, en el estómago tenía una sensación rara.
Seguí besándola hasta que me vino a la cabeza aquel recuerdo... Debía borrarlo pero no podía. ¡Tenía que vengarme!
Me alejé de ella un poco.
-¿Puedes traerme el pantalón de la sala de operaciones?

(OFF: Ahora ve para que yo le diga a Erik y Chris si vienen conmigo a seguirte ¿No?)

-Claro- Le respondí con una sonrisa.
Me puse de pie y caminé hacia la puerta, intentando no hacer mucho ruido con la puerta al cerrarla para no molestarlo.

Estaba limpiando un poco su ensangrentado pantalón cuando la puerta se cerró detrás de mí y alguien apoyaba algo contra ella.
Cerré la canilla y corrí hacia ella, intenté abrirla pero estaba trabada.
-EMMETT! ERIK! CHRIS!- Grité, para que me abrieran la puerta, aunque sabía que era uno de ellos el que me había encerrado allí.